miércoles, 8 de marzo de 2023

¿Existe la minería sostenible?

Ya sea por ser poco mediático o simplemente desinterés de la ciudadanía, los asuntos medioambientales permanecen gran parte del año sin mucha relevancia a nivel nacional, discutidos en su mayoría en esferas entre los gremios, universidades e instituciones gubernamentales. A pesar de esta realidad, cada cierto tiempo se da un acontecimiento que vuelve a traer a la palestra pública el tema.

Producto de las negociaciones recientes entre el Estado y una compañía interesada en reactivar un terreno que anteriormente había sido cancelada su concesión en 2015, debido a incumplimientos de sus obligaciones, la discusión de la minería en Panamá vuelve a tomar relevancia. No es mi intensión hacer un análisis sobre dicha negociación, mucho menos tratar temas políticos; mantendré el enfoque estrictamente desde el punto de vista técnico de mi profesión como ingeniero ambiental y la experiencia que llevo como responsable en megaproyectos para tratar la siguiente interrogante: ¿existe o no la minería sostenible?

Sin tener algún vínculo directo o indirecto con la actividad minera, con toda la propiedad que me concede mi formación académica, puedo decir “grosso modo” que la respuesta es: SÍ.

Sí existe la minería sostenible, al igual que también existen los parques eólicos y solares insostenibles. Y muchos se preguntarán cómo puede ser posible esta afirmación, si la narrativa más vendida es que la minería es “insostenible”, mientras que las energías renovables son “sostenibles”.

Entendamos algo, el concepto de “sostenibilidad ambiental” no depende de la actividad en cuestión, y sí de las medidas de control, mitigación y compensación ambiental que tenga cada proyecto, que debe ser evaluado de manera individual. Por esta razón es incorrecto asumir que una actividad, sea minería o cualquier otra, es insostenible desde su naturaleza por el hecho de generar un impacto en su entorno.

Determinar si algo es sostenible va a depender del análisis técnico que se le realice a cada uno de los impactos generados por el proyecto y que estos a su vez cuenten con una gestión adecuada, basada en parámetros preestablecidos en normas, procedimientos o planes de manejo. A todo esto, se entiende perfectamente el impacto que pueda generar en las personas ver una imagen de los terrenos utilizados para la extracción de minerales en las áreas donde se desarrolla esta actividad, pero nos enseñan en las universidades que una evaluación ambiental seria, profesional y real no se realiza viendo una fotografía y como cualquier otra ciencia, las ciencias ambientales deben partir desde la objetividad y el análisis de los datos recopilados.

Actualmente, existen decenas de programas, matrices y procedimientos para cuantificar y cualificar el grado de impacto que genera una actividad minera, al igual que existen procedimientos y técnicas de ingeniería ambiental para reducir cada una de estas alteraciones. La discusión no debería ser la existencia o inexistencia de minería sostenible y sí la aplicación de las medidas de remediación que deberían tener las empresas dedicadas a esta actividad.

Para algunos es importante mantener la narrativa de que no existe la minería sostenible, porque al no ser profesionales de la rama ambiental y carecer de formación académica, el negacionismo es más fácil de sustentar y vender.

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