La actividad que más daño le hace
al medio ambiente en Panamá y a muchos otros países no es la minería, la cinta
costera, la construcción de estacionamientos o ninguna otra actividad que
podamos hacer una campaña mediática, vender suéters del tema y aparecer en los
medios acaparando la atención pública. La actividad que más daño y prejuicio le
hace al medio ambiente es una de las más antiguas realizadas por el hombre
desde que “decidió” dejar de ser nómada. Esta es la ganadería, afirmación
sustentada en el estudio realizado por Henning Steinfeld, Jefe de la
Subdirección de Información Ganadera y de Análisis y Política del Sector de la
FAO.
No es el tema más “mainstream” o
el que atrae la atención de los medios y por esta razón, las agencias
gubernamentales y mucho de los que se dicen ambientalistas prefieren hacerse de
la vista gorda, además tratar este tema a fondo entraría en conflicto directo
con intereses económicos de miembros de estas dos respetables entidades. Lo cierto
es que, mientras no se solucione este problema, el país estará viviendo día a día,
con una bomba de tiempo, que no solo impactara al sector ganadero, sino a toda
la población.
A diferencia de otras obras como
la Ampliación del Canal de Panamá, la minería y la construcción de la Cinta
Costera, la ganadería no tiene regulaciones que obliguen a la conservación y
mucho menos un personal especializado en medio ambiente, que se encargue de
fiscalizar TODAS y cada una de las fincas ganaderas del país, velando que se
esté aprovechando los recursos naturales de forma sostenible e integral. Además,
las mismas personas que practican la ganadería, la realizan de forma
tradicional, y la gran mayoría no incorporan las nuevas técnicas que se están
utilizando en los países más avanzados.
Soy fiel defensor de los estudios
universitarios y de la investigación aplicada, como único camino a resolver los
problemas del medio ambiente, y tanto la Universidad de Panamá (Facultad de
Agronomía) como la Universidad Tecnológica de Panamá, tienen carreras que
promueven técnicas vanguardistas, para lograr que la ganadería sea una
inversión real para el país y para el ganadero, y no un problema a largo plazo.
Durante mi práctica profesional, que realice en la División de Ambiente de la
ACP, tuve el honor de convivir con otros estudiantes de carreras similares a la
mía, principalmente los de Ingeniería en Manejo de Cuencas de la UP (Facultad
de Agronomía) que tienen un amplio conocimiento sobre la manera adecuada (ósea
sostenible e integral) de practicar la ganadería. Esto incluye, además del uso
correcto del agua, la reforestación continua, y principalmente el famoso
silvopastoreo, que no es más que un sistema
productivo que integra árboles, ganado y pastos o forraje, en una misma unidad
productiva en que se realiza la ganadería.
Para que quede de forma clara el impacto negativo que la ganadería
tradicional ocasiona en nuestro país, lo desglosare de manera sencilla:
1. Degradación
y Erosión del suelo: Muchos productores aun mantienen el sistema arcaico de
dejar el ganado suelto para que puedan caminar libremente, alimentándose de
todo el terrero y este sobrepastoreo degrada toda la capa primaria de la
tierra, ocasionando que el suelo quede “desnudo”, perdiendo sus nutrientes.
2. Afectación
del ciclo hídrico: la erosión producto del sobrepastoreo, impide que la
escorrentía de las lluvias se comporte de forma normal, afectando las aguas
subterráneas y superficiales, produciendo sequías. Además las heces del ganado,
los antibióticos, las hormonas y los productos químicos
utilizados para teñir las pieles, contaminan las aguas de los ríos y
lagos, creando un proceso de eutrofización (proliferación de biomasa vegetal debido a la excesiva
presencia de nutrientes).
3. Aumento
de los Gases de Efecto Invernadero: Según un
reciente informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura
y la Alimentación (FAO), el sector ganadero genera más gases de efecto
invernadero, el 18%, medido en su equivalente en dióxido de carbono (CO2) que
el sector del transporte.
4. Deforestación: La ganadería tradicional tiene por costumbre, destruir
los bosques que están dentro de los terrenos donde se realiza la actividad, con
la finalidad de generar más espacio y de esta forma aumentar la cantidad de
cabezas de ganado. Hoy día se ha comprobado, que la falta de sombra, crea un
cierto estrés en las vacas que cambia el sabor y calidad de su carne.
Estas
son solo algunas de las principales afectaciones que esta actividad, practicada
de forma tradicional, afecta no solo nuestro país, sino a todo el mundo.
El
deber del ciudadano es exigir a las autoridades, que se dejen los intereses privados
a un lado, y empezar a regular la ganadería, enseñando técnicas de preservación,
implementando tecnologías para el mejor aprovechamiento de los recursos
naturales y principalmente, estimulando a la población a estudiar las nuevas
carreras que crearan conciencia dentro de cada persona, de cómo mejorar su
productividad y a la vez, preservar un recurso natural que hace parte del país.
La
información es vital para que se realicen cambios reales, de lo contrario, la población
vivirá cegada y engañada por grupos que se hacen llamar ambientalistas, que
enfocan sus campañas de lucha, a temas que no son la principal prioridad del país,
pero que los hacen aparecer en los principales diarios.
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