Desde que la moda verde invadió el
mundo, se hacen más frecuentes las protestas ambientalistas; desde la tala de árboles
de los bosques de la Amazona brasileña hasta la protección de los cangrejos de
las playas ecuatorianas…y Panamá no escapa de esta realidad. Lo cierto es que
protestar es el derecho de todo ser humano, de demostrarle al gobierno y a la
sociedad, su disconformidad con algún acontecimiento o decisión tomada….pero, ¿es
suficiente? ¿Existe un límite o ponerle un límite afecta la tan apreciada
libertad de expresión que tenemos como miembros de un país democrático?
En un país como Panamá, donde
abundan los millones de dólares, la transparencia en las concesiones y la credibilidad
de los Estudios de Impacto Ambiental, se tomo la decisión de construir un
edificio con 300 estacionamientos, por el módico precio de 6.9 millones de dólares,
por la empresa Corcione & Asociados (donde uno de los accionistas es el
mismo que esta lucrando por las multas de transito de las cámaras instaladas en
calles…ah! Por cierto, socio del hijo de nuestro prestigioso Presidente).
Además del sospechoso precio,
existe el costo ambiental de esta obra: 40 arboles….40 árboles por 300
estacionamientos; definitivamente no existe una formula matemática que nos
ayude a hacer esta conversión.
Esta decisión motivo a que nuestros
valientes ambientalistas a levantarse de
sus cómodas camas de madera(de algún bosque tropical), entraran a sus autos
movidos por gasolina 95(que es más ecológica) y se dirigieran al heroico acto
de amarrarse a los arboles para impedir este atroz acto contra la madre tierra.
La pregunta del millón de dólares
es: ¿es necesario para nosotros como sociedad, la construcción de estos
estacionamientos?. Siendo un poco mas objetivo, no me sentiría nada seguro, si
por algún motivo, tengo que denunciar o declarar contra algún “poderoso del
país”, y mi auto está estacionado a 200 o 500 metros de la Corte de Suprema de
Justicia. Además, todos conocemos como los autos estacionados en lugares
improvisados, afectan a toda una vía, al punto de retrasar al ciudadano común,
para que llegue a su destino (casa-trabajo, trabajo-casa, trabajo-bar).
Regresando a la protesta: ¿Amarrarse
a un árbol y acostarse en el suelo a jugar Angry Birds en tu IPAD, e impedir el
paso de camiones, es la forma más profesional? ¿Fue consultado con el resto de la
sociedad, si nos parece bien que se tornen nuestra voz ambiental, contra este
gobierno opresor?... Me perdí ese referéndum.
Estuve en algunas manifestaciones
y actos ambientalistas durante mis primeros años de universidad, luego madure
como estudiante hasta llegar a ser un profesional, y me di cuenta que la mejor
forma de “luchar” es estudiando, cuestionando y principalmente: proponiendo soluciones
en vez de llamar la atención con actos copiados de Greenpeace…de lo contrario obtendrás
la atención de programas de entretenimiento y el rechazo y burla de la parte de
la sociedad que hacen los cambios reales: la comunidad profesional, estudiosa y
conocedora de la materia.
Sean críticos, mantengan su inclinación
política y su ideología ambiental siempre presente, pero no se dejen
influenciar por la pasión que les pueden vender pseudo-candidatos políticos, personalidades
del gobierno, y otros que no sabría como catalogar por su misterioso empeño en
oponerse a todo…digan: “no, porque…” o “si, porque…”…no se queden solo en el monosílabo.
Desde que la moda verde invadió el
mundo, se hacen más frecuentes las protestas ambientalistas; desde la tala de árboles
de los bosques de la Amazona brasileña hasta la protección de los cangrejos de
las playas ecuatorianas…y Panamá no escapa de esta realidad. Lo cierto es que
protestar es el derecho de todo ser humano, de demostrarle al gobierno y a la
sociedad, su disconformidad con algún acontecimiento o decisión tomada….pero, ¿es
suficiente? ¿Existe un límite o ponerle un límite afecta la tan apreciada
libertad de expresión que tenemos como miembros de un país democrático?
En un país como Panamá, donde
abundan los millones de dólares, la transparencia en las concesiones y la credibilidad
de los Estudios de Impacto Ambiental, se tomo la decisión de construir un
edificio con 300 estacionamientos, por el módico precio de 6.9 millones de dólares,
por la empresa Corcione & Asociados (donde uno de los accionistas es el
mismo que esta lucrando por las multas de transito de las cámaras instaladas en
calles…ah! Por cierto, socio del hijo de nuestro prestigioso Presidente).
Además del sospechoso precio,
existe el costo ambiental de esta obra: 40 arboles….40 árboles por 300
estacionamientos; definitivamente no existe una formula matemática que nos
ayude a hacer esta conversión.
Esta decisión motivo a que nuestros
valientes ambientalistas a levantarse de
sus cómodas camas de madera(de algún bosque tropical), entraran a sus autos
movidos por gasolina 95(que es más ecológica) y se dirigieran al heroico acto
de amarrarse a los arboles para impedir este atroz acto contra la madre tierra.
La pregunta del millón de dólares
es: ¿es necesario para nosotros como sociedad, la construcción de estos
estacionamientos?. Siendo un poco mas objetivo, no me sentiría nada seguro, si
por algún motivo, tengo que denunciar o declarar contra algún “poderoso del
país”, y mi auto está estacionado a 200 o 500 metros de la Corte de Suprema de
Justicia. Además, todos conocemos como los autos estacionados en lugares
improvisados, afectan a toda una vía, al punto de retrasar al ciudadano común,
para que llegue a su destino (casa-trabajo, trabajo-casa, trabajo-bar).
Regresando a la protesta: ¿Amarrarse
a un árbol y acostarse en el suelo a jugar Angry Birds en tu IPAD, e impedir el
paso de camiones, es la forma más profesional? ¿Fue consultado con el resto de la
sociedad, si nos parece bien que se tornen nuestra voz ambiental, contra este
gobierno opresor?... Me perdí ese referéndum.
Estuve en algunas manifestaciones
y actos ambientalistas durante mis primeros años de universidad, luego madure
como estudiante hasta llegar a ser un profesional, y me di cuenta que la mejor
forma de “luchar” es estudiando, cuestionando y principalmente: proponiendo soluciones
en vez de llamar la atención con actos copiados de Greenpeace…de lo contrario obtendrás
la atención de programas de entretenimiento y el rechazo y burla de la parte de
la sociedad que hacen los cambios reales: la comunidad profesional, estudiosa y
conocedora de la materia.
Sean críticos, mantengan su inclinación
política y su ideología ambiental siempre presente, pero no se dejen
influenciar por la pasión que les pueden vender pseudo-candidatos políticos, personalidades
del gobierno, y otros que no sabría como catalogar por su misterioso empeño en
oponerse a todo…digan: “no, porque…” o “si, porque…”…no se queden solo en el monosílabo.